Estados Unidos y los talibanes rubricaron este sábado un histórico acuerdo de paz en Doha, la capital de Qatar, en presencia de observadores internacionales y dignatarios de diversos países, entre ellos los ministros de Exteriores de Turquía y Pakistán, además de una amplia delegación insurgente.
El pacto fue firmado por el representante especial de Estados Unidos para la paz, Zalmay Khalilzad, y, el líder talibán mulá Abdul Ghani Baradar. Ambos representantes se fundieron posteriormente en un apretón de manos y la sala de la ceremonia en un lujoso hotel de Qatar, con una nutrida presencia de talibanes, gritó “Alá es grande”.
Antes de la firma pronunciaron un breve discurso el jefe de la diplomacia catarí, Mohamed bin Abdulrahman al Zani, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, y Ghani Baradar. Pompeo, que llegó este sábado a Doha para participar en el histórico evento, afirmó que lo logrado hasta el momento “no es perfecto, pero los talibanes han demostrado que pueden ser pacíficos cuando quieren”. Anoche concluyó una semana de reducción de la violencia de los talibanes en Afganistán, una de las condiciones de Washington para la firma del acuerdo y una prueba de buena voluntad por parte de los insurgentes.
“Habrá tentaciones de declarar la victoria”, advirtió Pompeo, pero “la victoria para EE.UU. será cuando sus ciudadanos no tengan que temer ya ninguna amenaza de ataque desde Afganistán”. Tras los atentados del 11-S, que causaron casi 3.000 muertos en EE.UU., los talibanes, entonces en el poder en Kabul, se negaron a entregar al fundador de la red terrorista Al Qaeda, Osama bin Laden, que en ese momento se escondía en Afganistán. El jefe de la diplomacia estadounidense aseveró que el país asiático y también el mundo han cambiado mucho en los últimos 19 años, con un “vigoroso” debate político en Afganistán y cerca de 9 millones de estudiantes en las aulas, buena parte de ellos chicas.