El presidente estadounidense Donald Trump pronunció ayer una agresivo discurso político en la Casa Blanca en el que ignoró tanto las protestas raciales que sacuden al país desde hace tres días como la acusación de Twitter de que ha incurrido en un ensalzamiento de la violencia para, en cambio, disparar una letanía de quejas contra Pekín y titulares sobre las medidas que piensa tomar en respuesta a sus ataques, desde romper con la Organización Mundial de la Salud (OMS) a investigar a las empresas chinas cotizadas en EE.UU. e iniciar los trámites para privar a Hong Kong de su estatus especial, que es clave para la economía de la metrópoli.
“China robó nuestros empleos, se llevó nuestras fábricas, robó nuestra propiedad intelectual y violó sus compromisos con la Organización Mundial de Comercio”, pero “si siempre se salieron con la suya fue porque anteriores políticos y presidentes se lo permitieron”, dijo Trump, recuperando el discurso con el que ganó las elecciones presidenciales en el 2016. Pekín, aseveró, “actuó de mala fe, encubrió el virus de Wuhan y permitió que se expandiera en el mundo” con la complicidad de la OMS causando “incalculables muertes y destrucción”. “Tenemos que responder no sólo por EE.UU. sino en nombre del mundo”, dijo. “Hoy ponemos fin a nuestra relación con la OMS”, anunció el presidente, que hace unas semanas ya había suspendido sus contribuciones al presupuesto de la organización internacional, a la que acusó de estar “totalmente controlada” por China. El portazo de Washington deja a la OMS sin su principal fuente de financiación en medio de la peor crisis de salud pública global en un siglo.
La pandemia es sólo uno de los temas por los que Washington y Pekín han chocado en las últimas semanas. Sus últimos movimientos para limitar, pese a las advertencias de la comunidad internacional, la autonomía de Hong Kong han llevado a la Casa Blanca a la conclusión de que las autoridades chinas han incumplido sus obligaciones con el territorio.
Fuente: La Vanguardia