Dicen los que han tenido la suerte de volar sobre el desierto de Nazca, que la inmensidad de la nada es casi tan impactante como los tesoros, historias y enigmas que esconden uno de los parajes más asombrosos de la Tierra.
En medio de un desierto seco y polvoriento de Perú se encuentra uno de los parajes arqueológicos más fascinantes del mundo. Se trata de las líneas de Nazca, antiguos geoglifos que se hayan en las Pampas de Jumana, entre las poblaciones de Nazca y Palpa, en el desierto de Nazca.
Con más de 1 milenio de historia, el desierto de Nazca, en Perú, resguarda misterios que aun en la actualidad siguen sorprendiendo a la humanidad.
Entre ellos están una serie de gigantescos jeroglíficos que se vislumbran desde el espacio exterior, conocidos comúnmente como líneas de Nazca y cuyo significado siempre ha hecho cuestionarse tanto a los expertos como a los aficionados de la arqueología y de los misterios del pasado de la humanidad.
¿Quién y con qué propósito trazó esos diseños? ¿Qué método utilizó? ¿Cómo se establecieron las proporciones? ¿Será, como han planteado algunos, que los dibujos fueron hechos para que los observara alguien desde las alturas? Y si fue así, ¿quién podría elevarse tanto en el cielo como para apreciar los dibujos en su totalidad?
Cuando los investigadores tomaron fotografías de los sitios arqueológicos desde el cielo, encontraron que sólo mediante imágenes de muy alta resolución se podían distinguir rastros de docenas de antiguos jeroglíficos en el desierto.