Hace una década eran parte de la cúpula de la mayor teleoperadora de Francia, pero hoy se sientan en el banquillo, acusados de ser los impulsores de una cultura empresarial que supuestamente provocó que 19 trabajadores se suicidaran, otros 12 lo intentaran y 8 más sufrieran de depresión.
El caso de France Telecom, que en 2013 cambió su nombre a “Orange” , ha traspasado fronteras y es visto por muchos como uno de los ejemplos más claros del daño que un ambiente laboral tóxico puede hacer en la vida del personal.
La empresa y siete de sus ex altos ejecutivos están acusados de haber infligido o haber sido cómplices de “acoso laboral” a 39 empleados entre 2007 y 2011 . Los sindicatos hablan de un número mayor de trabajadores afectados, con al menos 35 suicidios registrados.
La actual Orange se enfrenta a una multa de 75.000 euros (cerca de US$85.000); tres exdirectivos podrían ser condenados a un año de cárcel y a una multa de 15.000 euros (cerca de US$17.000); y otros cuatro, a ocho meses de prisión y sanciones de 10.000 euros (poco más de US$11.000), según la agencia de noticias AFP .
Los acusados han reconocido que la reestructuración que pusieron en marcha fue dura para el personal, pero en todo momento negaron que esta involucrara acoso laboral.
Esta es la historia de cómo lo que debería haber sido un plan para reestructurar una antigua empresa estatal que acababa de ser privatizada terminó siendo visto como una fuente de estrés, depresión y muertes, según los sindicatos, víctimas y familiares.
Todo inició cuando la directiva inició una reestructuración que se llevaría a cabo a través de dos planes denominados NEXT (“a continuación”) y ACT (“actuar”) y que la acusación ve como la semilla de los problemas que vendrían después.
El objetivo de estos planes era recortar 22.000 de los más de 100.000 puestos de trabajo de la empresa, así como realizar 10.000 traslados de personal.
Estos 22.000 recortes debían ser ” salidas naturales “, o sea, voluntarias, según dijo entonces a la prensa el presidente y director general de la firma, Didier Lombard.
Por la ventana o por la puerta”
La firma está acusada de haber hostigado a los empleados que no quería más en plantilla para que renunciaran.
Testimonios de trabajadores, familiares e incluso cartas de suicidios dan cuenta de situaciones en las que empleados se quedaban sin funciones porque sus puestos habían sido eliminados y nadie les proporcionaba instrucciones sobre sus nuevas tareas.
A otros se los obligaba a trasladarse a centros de trabajo lejos de sus casas. Algunos se sentían humillados porque les habían rebajado de categoría y salario.
Nicolas Grenoville, de 28 años, se quitó la vida el 10 de agosto de 2009 en su departamento con un cable de France Telecom, según informó en su día el abogado de su familia. En una carta, el joven escribió: ” Mi trabajo me hace sufrir … No aguanto más este empleo y a France Telecom no le importa “.
Grenoville había sido contratado como técnico de intervención de redes cuatro años antes, según explicó su hermano a Le Parisien. En 2008, su puesto fue suprimido y, a inicios de 2009, el joven fue colocado en otro de atención al cliente sin la formación ni apoyo necesario para un cambio de funciones de ese tipo, según determinó la inspección laboral.